Cálculos de la Vía Urinaria

Estos son el producto final de un trastorno metabólico complejo, multifactorial, cuya consecuencias  última es la obstrucción de ésta .

Afecta una alta proporción de la población, con una frecuencia de 5% entre las mujeres y 10% en los hombres, entre los 15 y 45 años de edad.

Tiene una alta recurrencia, que llega hasta un 67% a los 8 años.

Existen tres teorías que explican satisfactoriamente la mayor parte de los problemas.

Todas pasan por la saturación y sobresaturación de solutos en orina, que dependen del pH y la temperatura.

Esta sobresaturación lleva a la nucleación, cristalización y crecimiento del cálculo.

La matriz orgánica que compone entre el 2 al 10% del peso de un cálculo. Se estima que puede constituir un nido de agregación de cristales.

Aspectos genéticos y Factores ambientales como el clima y la dieta se asocian a urolitiasis.

Dependiendo de la constitución del calculo estas se clasifican en cálcica y no cálcica.

Urolitiasis Cálcica

a) Hipercalciuria Absortiva I, II y III

b) Hipercalciuria Resortiva

c) Hipercalciuria Renal

d) Litiasis Cálcica por Hiperuricosuria

e) Nefrolitiasis Cálcica por Hiperoxaluria

f) Nefrolitiasis Cálcica por Hipocitraturia

Urolitiasis no Cálcica

a)      Litiasis de Fosfato de Amonio Magnesiano o Coraliforme

b)      Litiasis por Acido Urico Puro

c)      Urolitiasis por Cistina

d)      Litiasis de Fosfato de Amonio Magnesiano o Coraliforme

e)      Litiasis por Acido Urico Puro

f)       Urolitiasis por Cistina

El cólico renal es el dolor característico de la obstrucción de la vía urinaria y corresponde a la forma más frecuente, en que los pacientes reconocen por primera vez esta enfermedad. Se debe al incremento de presión intraluminal y la distinción de terminaciones nerviosas de la vía urinaria proximal, desencadenada por la obstrucción. También este dolor se puede manifestar en forma no cólica, por distensión de la cápsula renal.

Es de inicio abrupto y frecuentemente muy intenso, que logra despertar al paciente. Se acompaña de intranquilidad, distensión abdominal, náuseas y vómitos. El tamaño del cálculo no se asocia a la intensidad del dolor, sin embargo su ubicación se proyecta a los dermatomos y raíces nerviosas correspondientes.

Los cálculos renales, piélicos y del uréter alto producen dolor en fosa lumbar, por debajo de la duodécima costilla y lateral a la musculatura paravertebral  y  se puede irradiar al flanco y cuadrante del abdomen superior del mismo lado.

En cálculos del uréter medio y bajo el dolor se desplaza hacia el hipogastrio y área inguino escrotal o del labio mayor ipsilateral.

Frecuentemente si el cálculo se ubica en el uréter intramural se asocia a ardor miccional, poliaquiuria y urgencia. En esta situación también puede presentarse sangre en la orina (hematuria), ya sea macro o microscópica.

Para iniciar el tratamiento lo primero es reconocer semiológicamente el cuadro y aliviar el dolor. En este sentido, dada la intensidad del dolor, preferimos el uso de analgésicos puros por vía parenteral, sin anticolinérgicos, por los síntomas cardiovasculares y digestivos asociados a su empleo. Si no hay respuesta, pueden emplearse opiáceos.

La mayor parte de los cálculos (90%) migran espontáneamente, dependiendo del diámetro y la ubicación de éste al diagnóstico. Menores a 5 mm y del tercio distal habitualmente son expulsados antes de los 10 días. Si miden entre 5 y 10 mm, la migración espontánea del cálculo es menos frecuente y la indicación de intervenir estará dada por la presencia de dolor recurrente especialmente si no hay progresión del cálculo o se asocia a hidronefrosis. En cálculos de mayor tamaño (mayor a 10 mm), la expulsión espontánea es muy infrecuente

Si a la obstrucción producida por la litiasis se asocia infección de la vía urinaria, independiente al tipo, tamaño y ubicación del cálculo, se debe considerar drenar la vía urinaria con urgencia, por la vía que el urólogo estime más conveniente, además del tratamiento antibiótico.